Ya está aquí el verano, sinónimo de descanso, fiesta y disfrute. Como bien sabemos, en estas fechas está normalizado el consumo de alcohol, e incluso hay quienes aprovechan las vacaciones para permitirse elevar dicho consumo a cantidades que resultan peligrosas. El alcohol está tan normalizado socialmente que parece impensable imaginar una tarde de verano con los amigos sin un par de cervezas y sus correspondientes tapas. Esto es porque asociamos alcohol con diversión, lo que resulta bastante alejado de la realidad.
¿Es posible pasarlo bien en las vacaciones de verano sin consumir alcohol? La respuesta es un rotundo SÍ.
El primer paso para divertirse en una fiesta sin consumo de sustancias pasa por darnos cuenta de que la diversión la marcamos nosotros y nuestra compañía. Es importante hacer reflexión y cuestionarnos el papel que juega la sustancia, y ser conscientes de que dicha sustancia genera cambios en nuestro cuerpo y modifica nuestra forma de pensar; es ahí cuando dejamos de ser nosotros y cuando la sustancia empieza a divertirse sin nosotros.
Otro factor importante a tener en cuenta a la hora de divertirse en una fiesta sin sustancias es la presión social. Tus amigos no lo hacen con maldad, pero a veces te incitan a consumir. “No seas aguafiestas, bebe un poco”. “Una rayita no te hará nada”. “Qué aburrido eres, si no bebes te vas a aburrir mientras los demás nos lo pasamos bien”. En este momento es fundamental mantenernos firmes en nuestra decisión. Resulta de mucha utilidad tener siempre en mente que la sustancia no es necesaria para divertirse. Es difícil, pero gratificante.
¿Y qué hacemos para divertirnos si no hay consumo de sustancias? Para responder a esta pregunta proponemos la siguiente actividad: lista de actividades. Se trata de ponernos a pensar y apuntar en un papel todas las cosas que nos gusta hacer y todas las cosas que hacemos en una fiesta (dejando de lado el consumo). Por ejemplo, es probable que en fiestas anteriores hayas consumido alcohol y te lo hayas pasado genial bailando. Es aquí cuando, tras la reflexión, sabemos que disfrutamos bailando, no bebiendo, por lo tanto, la actividad que apuntaremos en el papel es “bailar”.
A continuación, exponemos algunas ideas de actividades que se pueden hacer sin intervención de sustancia alguna:
- Organizar un concurso de disfraces con los amigos.
- Planificar una tarde de juegos de mesa.
- Ir a un karaoke (¡o hacerlo en casa!)
- Pasar la tarde en la piscina (música, amigos y mucha agua).
- Visitar museos y/o galerías.
- Ver una película resguardándonos del calor.
- Organizar una excursión a la montaña.
- Quedar con amigos para hacer deporte (fútbol, baloncesto, voley playa, skate, etc.)
Además, existe, a disposición de todos, información para el ocio saludable en las páginas web de ayuntamientos y comunidades; en ellas se pueden encontrar diversas actividades como conciertos, talleres, competiciones deportivas, y un sinfín más que se pueden realizar en cualquier momento del año, no solo en vacaciones.
A nivel general, una buena opción de ocio saludable es formar parte de un equipo, ya sea de fútbol o de parchís. Sentirnos apoyados en un grupo que comparte la misma afición es un factor de protección ante el consumo. Además, el tiempo que invertimos en una afición, no lo invertimos en consumir, por lo tanto, ¡aficionémonos a algo!
Aprovecha estas vacaciones de verano para hacer balance y priorizar tu vida y salud antes que las drogas. Hay muchas alternativas de ocio saludable que puedes probar, solo hay que buscar e intentar. Todo empieza por ti mismo.
Felices y saludables vacaciones.
Karen Acuña
Psicologa en Practicas de Master.
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