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EXCESO DE CONTROL Y RELACIONES SOCIALES EN TCA

La necesidad imperiosa de tener la sensación de tener todo bajo control genera un nivel de ansiedad y de desgaste que precipita los síntomas de un Trastorno de la Conducta Alimentaria. En el terreno interpersonal, el sentimiento de que te vean vulnerable es muy desagradable, les genera mucho rechazo y lleva a estas pacientes a generar una coraza que limita el acceso a su yo interior.  Se trata pues, del aislamiento social tan típico en estos casos.

¿Cómo es esta coraza?

  • Cara de máscara: sonrisa fija pero inexpresiva. Sentir como algo peligroso o perjudicial la expresión de cualquier emoción, hasta llegar a una incapacidad de expresar. La situación interpersonal se vuelve algo ansiógeno y desagradable, como si te estuvieran evaluando todo el tiempo. No debo fallar. No puedo ser yo mismo/a, pues debo ser perfecto/a. Utilizo la expresión “estoy bien” como una forma de tranquilizar al/la de enfrente y que no me obligue a expresar lo que siento o a profundizar en ello.
  • No sé lo que siento: soy muy sensible a las críticas y a las opiniones de los/las demás. Siento que pueden desmontarme. No me doy cuenta de lo que me dice mi cuerpo, no hay sensaciones físicas asociadas a emociones. No puedo llorar, ni ponerle etiqueta a lo que siento. No puedo verle el sentido a tanto sufrimiento dentro de mí. Parece que he nacido sólo para esto. Me juzgo cualquier expresión o conexión emocional, la critico y la intento rechazar, sobre todo las desagradables.
  • Soy rígido/a: no me sientan bien los cambios de última hora o las improvisaciones. No existe la comodidad en lo difuso o en lo flexible. Tengo que rehacer aquellas tareas que he delegado en otras personas. No tengo tiempo para mi que no sea productivo, que sea simplemente por el disfrute. Siento que sólo puedo sentir que valgo si soy perfecto, sin posibilidad de medias tintas.
  • Me aíslo: si una persona me falla, me ha perdido para siempre. No hay posibilidad de reparar nada. Me siento tremendamente incómodo/a en situaciones de conflicto, por lo que digo que sí a todo, incluidas cosas con las que no estoy de acuerdo. A veces no logro empatizar con el otro. En las conversaciones me muestro monosilábico/a y se generan silencios en los que no puedo aportar más cosas.
  • Envidio a otros y me siento amargado/a: me siento inferior a otras personas y me gustaría ser como ellas, aunque no soy capaz de reconocerlo porque eso me hace sentir peor persona. Me cuesta dejarme ayudar.

El equipo terapéutico de Vínculo está formado para ayudar a este perfil de pacientes a flexibilizar y mejorar sus relaciones interpersonales, en las que se incluye, por supuesto, la relación con uno/a mismo/a. Como objetivo, nos proponemos ayudarte a lograr una vida que merezca la pena compartir.

José Miguel Budia

Psicólogo.

TCA

Relación TCA con población por debajo de 14 años

Los trastornos alimentarios son uno de los problemas más prevalentes en salud mental, sobre todo en mujeres y niñas, muy marcado por la cronicidad y la recaída. Estudios recientes apuntan a una tasa de prevalencia de trastornos de la alimentación de un 4,1-4,5% entre los 12 y los 21 años (ACAB, 2021). Por lo que parece necesario empezar a plantear intervenir en edades más tempranas donde los TCA pueden estar gestándose.

Cabe destacar que los TCA son enfermedades con importantes dificultades para el diagnóstico en la edad pediátrica: a nivel psicológico, suele ser difícil a edades tempranas describir sensaciones y percepciones, por lo que los niños pueden no manifestar insatisfacción por el peso o la figura; por otra parte, a nivel físico en las niñas prepúberes o con menstruación aún irregular la presencia de amenorrea puede no ser valorable, y la gran variabilidad en las tasas de crecimiento físico pueden invalidar el IMC o el peso como factores determinantes a tener en cuenta; por tanto, se considera que los criterios diagnósticos vigentes no son plenamente aplicables a la edad pediátrica (Dueñas Disotuar, Y., Murray Hurtado, M., Rubio Morell, B., Murjani Bharwani, H. S., & Jiménez Sosa, A. 2015).

Los programas preventivos para pacientes entre 15 y 19 años ayudan a disminuir los factores de riesgo y promueven los comportamientos saludables en el control del peso, según el metaanálisis de Stice, E., & Shaw, H. (2004). Además, se encontró que los programas de prevención disminuyen la patología alimentaria actual y el riesgo de futuros aumentos en la patología alimentaria.

Es importante recordar que los TCA en la infancia tienen una serie de factores que ayudan al buen pronóstico: menor tiempo de evolución de la enfermedad, una menor mortalidad global, mayores tasas de curación, así como la figura de los padres que a estas edades aún puede ejercer una cierta supervisión y apoyo en todo el proceso de diagnóstico y tratamiento hasta la curación (Miller, C.A, & Golden, N.H, 2010).

Con todo esto, y sabiendo que los cambios de la pubertad, el sobrepeso u obesidad, las redes sociales o los medios de comunicación son factores de riesgo claros en esta problemática, se debería fomentar los programas de prevención desde edades preescolares o incluso antes. Es necesario dar información a los padres y a los propios niños sobre el estilo alimentario, el desarrollo de la alimentación, las conductas/rituales de alimentación, corporalidad y adquisición de la imagen corporal (que se desarrolla entre los 6 y 13 años), cómo abordar el miedo a tragar o la selectividad en los alimentos y la comida social, entre otros. Además, es necesario continuar investigando y planteando diferentes propuestas de tratamiento para estas edades.

El enfoque multidisciplinar, el trabajo tanto a nivel individual y como familiar son indispensables en esta problemática tan compleja. Desde este sentido, la terapia familiar sistémica cumple muchas de estas premisas, contando con el sistema familiar como motor para el cambio, ayudando al paciente a sentirse comprendido y apoyado, potenciando sus recursos familiares e individuales. Lo más importante en esta problemática es que haya un rol activo por parte del psicólogo a la vez que una gran flexibilidad, dejando que el terapeuta pueda seleccionar estrategias y/o herramientas según el caso en cuestión.

 

                                                                       Laura del Moral Fuentes

 

Bibliografía:

ACAB (2021). Els trastorns de la conducta alimentaria. Què són els TCA? Associació contra l’Anorèxia y la Bulímia. Fuente: https://www.acab.org/els-trastorns-de-la-conductaalimentaria/que-son-els-tca/

Dueñas Disotuar, Y., Murray Hurtado, M., Rubio Morell, B., Murjani Bharwani, H. S., & Jiménez Sosa, A. (2015). Trastornos de la conducta alimentaria en la edad pediátrica: una patología en auge. Nutrición Hospitalaria32(5), 2091-2097.

Miller CA, Golden NH. An introduction to eating disorders: clinical presentation, epidemiology and prognosis. Nutr Clin Pract 2010; 25:110-115.

Stice, E., & Shaw, H. (2004). Eating disorder prevention programs: A meta-analytic review. Psychological Bulletin, 130(2), 206–227. doi:10.1037/0033-2909.130.2.206

 

Emociones

Mentalizar, otra manera de empatizar

Haciendo revisión entre las revistas de divulgación científica de dentro de la psicología, encontramos un patrón de estudios en los que se estudia la capacidad mentalizadora en las personas con Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Esta capacidad mentalizadora consiste en ser capaz de integrar, entender y tolerar el punto de vista de la otra persona, en cuanto a la capacidad de integrar sus pensamientos y sentimientos en su contexto, así como ser capaz de identificar y separarme de mis propios pensamientos y sentimientos, para verlos con perspectiva.

Puedo tener o no capacidad mentalizadora respecto a mis sentimientos o mis pensamientos, o respecto a lo que piensen o sientan los demás. Las personas con TCA tienen más problemas en su capacidad mentalizadora sobre sí mismos/as, y se vuelven incapaces de siquiera poner en palabras lo que sienten, reprimiendo además de forma inconsciente la evocación de estos estados emocionales (Aloi et al., 2017).

Como las emociones propias acaban saliendo, porque no pueden desaparecer cuando las tapamos, acaba suponiendo un desborde que precipita los síntomas con el cuerpo y la comida, y como se ha observado en los estudios científicos, es una de las principales causas del agravamiento de un TCA (Simonsen et al., 2020).

Debemos por lo tanto poner énfasis en el trabajo individual y familiar de la capacidad de identificar y exponer los estados emocionales y cognitivos de uno/a mismo/a y las demás personas de mi familia y otros significativos. Es necesario poder crear un espacio de confianza en el que poder entrenar la mentalización, la confianza en la reflexión y la convicción de su importancia. Necesitamos intentar entender la estructura mental del otro/a y de uno/a mismo/a sin prisa, evitando la tendencia a “salvarte de tus emociones” o de “resolver tus problemas emocionales”, porque esto último es otra manera de evitar la frustración, el aprendizaje del afrontamiento de responsabilidades y la tolerancia al malestar.

En Vínculo trabajamos la capacidad mentalizadora a través de ejercicios verbales y no verbales, de forma individual, en pareja y en familia, para que sientas que puedes tener un espacio físico y social donde poder exponerte a ti mismo/a y a lo que piensen/sientan las demás personas que te rodean.

José Miguel Budia. Doctorando en Psicología Clínica.

Referencias

Aloi, M., Rania, M., Caroleo, M., De Fazio, P., y Segura-García, C. (2017). Cognición social y funcionamiento emocional en pacientes con trastorno por atracón. Eur. Comer. Disord. Rev. 25, 172–178. doi: 10.1002/erv.2504

Gagliardini, G., Gullo, S., Tinozzi, V., Baiano, M., Balestrieri, M., Todisco, P., … & Colli, A. (2020). Mentalizing subtypes in eating disorders: a latent profile analysis. Frontiers in psychology11, 3243.

Simonsen, C.B., Jackobsen, A. G., Grøntved, S. y Telléus, G. K. (2020). El perfil de mentalización en pacientes con trastornos alimentarios: una revisión sistemática y un metanálisis. Norte. J. Psiquiatría. 74, 311–322. doi: 10.1080/08039488.2019.1707869

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La Anorexia Nerviosa Multi-impulsiva, una de las peores consecuencias de los problemas en la crianza

El término Anorexia Nerviosa Multi-impulsiva (AN-M) es un término acuñado por el investigador Dr. Tamás Szalai Dömötör y su equipo de la Universidad Semmelweis, de Hungría. Se refiere a aquella Anorexia Nerviosa (AN) con una relación muy fuerte y frecuente con el Trastorno de la Personalidad Límite (TLP), un trastorno en el que la impulsividad y los problemas de identidad y de la gestión de las relaciones interpersonales son la parte central de la personalidad de quien lo sufre.

La comorbilidad entre un Trastorno Alimentario de subtipo Purgativo (como puede ser una Anorexia con vómitos o uso de laxantes y diuréticos; o una Bulimia Nerviosa clásica) y un TLP, puede llegar a ascender al 50% de los casos (Molina et. al., 2019). De hecho, es más fácil padecer un TLP si se tiene previamente un TCA que si se parte de una base sin patología (Friborg et al., 2014).

Lo que Szalai y su equipo han observado es que, de un grupo de 148 personas seleccionadas con una edad media de 31 años (edad en la que ya se ha determinado por completo el tipo de personalidad de una persona), aquellas personas que tenían una AN-M (el 11,8%) tenían la sintomatología de la Anorexia agravada, y habían referido dificultades o un menor cuidado por parte de sus padres, con una inseguridad en la relación hijo/a y cuidador/a que llegó a explicar el 14,5% de los síntomas impulsivos (Szalai, 2017). Destacó, sobre todo, que la tolerancia al malestar de este tipo de pacientes con AN-M era una de las variables que mejor explicaban el problema, y por ende que mejor funcionaban en terapia. Más aún, explica que los síntomas depresivos nos servían como un predictor de este problema.

 

Como trabajamos en Vínculo:

En Vínculo trabajamos con varias personas con este tipo de cuadros, y desde el punto de vista individual y familiar os enseñamos a tolerar el malestar y el sufrimiento que este tipo de trastornos genera. Como podéis observar, trabajar desde el principio con una persona que aparentemente sólo está triste puede prevenir un agravamiento sintomático de relevancia empírica. Los cuidadores/as, siendo padres, madres, hermanos/as y cualquiera de las alternativas posibles, necesitan entender que el trastorno genera un sufrimiento que ataca a todos los integrantes de la familia, y que la alternativa eficaz es enfrentarlo unidos, separando a la paciente de su problema y formando un equipo contra él, sin buscar responsables ni señalar culpables.

José Miguel Budia Velo

 

Referencias

Friborg, O., Martinussen, M., Kaiser, S., Øvergård, K. T., Martinsen, E. W., Schmierer, P. et al. (2014). Personality disorders in eating disorder not otherwise specified and binge eating disorder. Journal of Nervous and Mental Disease, 202(2), 119-125. http://doi.org/10.1097/NMD.0000000000000080.

Molina-Ruiz, R. M., Alberdi-Páramo, Í., Castro Oller, M. D., Gutiérrez Fernández, N., Carrasco Perera, J. L., & Díaz-Marsá, M. (2019). Personalidad en pacientes con trastorno alimentario en función de la presencia/ausencia de comorbilidad con trastorno límite de la personalidad. Revista mexicana de trastornos alimentarios10(1), 109-120.

Szalai, T. D. (2017). The relationship of attachment features and multi-impulsive symptoms in eating disorders. Orvosi hetilap, 158(27), 1058-1066.

Los mandatos sociales sobre el físico de las mujeres y su influencia en los TCA

“A las mujeres nos han lavado el cerebro para que odiemos nuestros cuerpos. Eso es un hecho. Todo lo que nos rodea nos recuerda lo imperfectas que somos. Todo está mal. Tienes que tener un aspecto concreto. Así que, intenta ponerte frente al espejo, mírate y no te muevas. Acéptalo y no te juzgues. Es lo más difícil que he tenido que hacer”.

La actriz Emma Thompson pronunciaba estas palabras a principios de semana en la rueda de prensa de presentación de su nueva película en el Festival de Cine de Berlín y arrancaba una sonora ovación entre los asistentes. La repercusión internacional que supone que un personaje público de su alcance haya alzado la voz y puesto el foco sobre la enorme presión social que experimentamos las mujeres en torno a cómo debe ser nuestro cuerpo, es digno de reseñar.

Actualmente, las mujeres nos enfrentamos a un modelo de belleza imperante que gira en torno a la delgadez, a la perfección asociada a tener unas medidas concretas, la demonización del sobrepeso (o gordofobia), la intolerancia hacia la diversidad de los cuerpos, así como, a la presión social que continuamente recibimos para que nuestra imagen sea lo más parecida a este. Ambos elementos, junto a los comentarios y el escrutinio sobre nuestro físico al que estamos sometidas, tanto desde nuestro entorno más cercano como desde las diferentes redes sociales en las que interactuamos, constituyen importantes factores de riesgo sociocultural para el inicio y desarrollo de un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA).

Así, según Gismero (2020), los principales modelos socioculturales que han estudiado los riesgos sobre los TCA se han centrado sobre todo en factores relacionados con la idealización sociocultural de la delgadez en las mujeres:

  • la exposición a los medios,
  • las presiones para perder peso,
  • la internalización del ideal de delgadez, y las expectativas al adelgazar (por ejemplo, expectativas de mejora generalizada en la vida por perder peso).

Aspectos que están directamente relacionados con dos de los factores de riesgo más claros de la Anorexia Nerviosa y la Bulimia Nerviosa: la insatisfacción corporal y las dietas/ayuno.

La imagen corporal puede definirse como “el conjunto de percepciones, pensamientos y sentimientos que las personas poseen  respecto a su cuerpo”. La internalización de los ideales de belleza nos lleva a estimar la diferencia entre nuestro propio cuerpo y estos ideales, desencadenando insatisfacción corporal cuando este ideal no se puede alcanzar. En un momento de especial vulnerabilidad como es la adolescencia y en el que la aceptación social de los iguales se convierte en un elemento crucial, la insatisfacción corporal puede llevar a una baja autoestima, empeoramiento en el estado de ánimo y a comportamientos alimentarios perjudiciales, que conduzcan al inicio de un TCA.

La investigación científica en este tema ha logrado evidencias de que determinados usos de las distintas redes sociales (especialmente hacer comparaciones basadas en la apariencia física) están relacionados con comportamientos alimentarios restrictivos (como restricción en cantidad de alimento o en ciertos tipos de alimentos), de que hay relación entre el uso de Facebook con la imagen corporal y los desórdenes alimentarios y de que el uso de redes sociales está relacionado con descenso de la autoestima, así como con un aumento de la insatisfacción corporal (Gismero, 2020).

Por todo lo descrito anteriormente, pese al enorme peso que tales dictados socioculturales tienen sobre nosotras, es importante  para vinculo que en terapia seamos sensibles y conscientes de estas realidades y trabajemos en favor de la concienciación en la diversidad corporal, en la aceptación incondicional de nuestro cuerpo (más allá de nuestra talla, mientras estemos saludables) o en la desconfirmación e invalidación de esquemas de pensamiento colectivo que asocien nuestra valía o éxito personal en función de nuestra apariencia física.

Marta Llorente Asenjo

 

Referencias

Gismero González, M. E. (2020). Factores de riesgo psicosociales en los Trastornos de la Conducta Alimentaria: Una revisión y algunas consideraciones para la prevención y la intervención.

Uchôa,F. N. M., Uchôa, N. M., da Costa Daniele, T. M., Lustosa, R. P., Garrido, N. D., Deana, N. F y Alves, N. (2019). Influence of the Mass Media and Body Dissatisfaction on the Risk in Adolescents of Developing Eating Disorders. International  Journal of  Environmental  Research and Public Health, 16, 1508. doi:10.3390/ijerph16091508

Factores de riesgo para sufrir un TCA – Asociación contra la Anorexia y la Bulimia. Disponible en: http://www.acab.org/es/que-son-los-trastornos-de-la-conducta-alimentaria/factoresde-riesgo-para-sufrir-un-tca

AÑO NUEVO, VIDA NUEVA. LA MOTIVACIÓN POR SUPERAR EL TCA.

Comienza un nuevo año, y como es natural en nuestra forma de funcionar, tenemos que hacer un resumen valorativo de lo que ha sido el 2021 para nosotros, así como el plantear el futuro que queremos de cara al 2022.

Es cierto que el 2020 y el 2021 no se pueden considerar como años en los que las valoraciones reflejen una realidad generalizable, de si lo hemos hecho mejor o peor respecto a nuestro autocuidado en comparación con el año anterior. Está claro que tendremos que premiar nuestros éxitos a través del autorreconocimiento, pero ¿qué hacemos con nuestros fracasos? ¿Cómo he de hacer una valoración realista de si lo he podido hacer mejor de lo que lo he hecho?

Entendemos que has hecho una valoración realista del fracaso si (Marlatt y Gordon, 1985):

  • Entiendes que es un fallo y no un fracaso. Y que tu fallo no te convierte en una inútil, incapaz o incompetente ni se sustenta en eso. Puedes cometer errores, como recaer en los síntomas, o dejar de cumplir una pauta y otros muchos otros, y ello no conlleva un fracaso absoluto sino sólo un fallo concreto, situacional.
  • Sabes que vas a aprender de ese error para intentar no cometerlo en más ocasiones, porque te importa mucho lo sucedido y quieres cambiarlo. Una actitud tolerante con el fallo y su frustración hace que no se convierta en fracaso.
  • Sabes que, cuando te enfrentas a la incertidumbre de una nueva situación, puedes hacerlo bien porque tienes una experiencia previa, de la que se pueden extraer lecciones incluso fallando. Hay que promover la autoeficacia.

Con esto llegamos a la conclusión de que de la caída podemos aprender algo nuevo. Es una frase que oirás mucho en nuestro centro si decides empezar tratamiento con nosotros/as o si ya estás con uno de nuestros/as profesionales.

También es cierto que debemos afrontar un fallo como lo que es. Entender que es algo que debemos evitar y pelear por evitarlo. Pelear por entrar en la tentación de fallar siempre es lo primero. El problema de la excesiva autoexigencia y autocastigo es el catalizador de la entrada al bucle destructivo que transforma el fallo situacional en fracaso.

La entrada al bucle tiene también otro tobogán que hace más difícil la evitación de este, las expectativas no realistas. No puedo pretender obligarme a hacer cosas de las que no estoy lista por tener un fuerte deseo de salir de mi TCA. El cambio se debe asimilar a un ritmo en el que el tratamiento suponga un reto, lejos del aburrimiento o la autoexigencia desmedida. Si puedo dar más, está claro que vamos a intentar dar más. El problema viene cuando no soy consciente de que no puedo dar más, o cuando veo que intentar ir rápido me desespera más de lo que me ayuda.

Los psicólogos/as, en el principio de todo, nos centramos en conocer la forma de funcionar de tu persona y de tu familia y otros significativos, para entender cuál es la necesidad y cuáles las herramientas. También observamos cómo te ves tú en cuanto a tu forma de afrontarlo, herramientas y apoyos, y a veces es necesario empezar desde el denominado paso 0. El paso 0 es el de entender porqué quieres deshacerte del problema y cuál es la motivación y el procedimiento que deseas aplicar, por dónde deseas empezar, qué elementos del cambio no estás siendo consciente de que necesitas cambiar.

Cuando el paso 0 se completa, el psicólogo/a y el/la paciente van en sintonía y es más fácil que el tratamiento tenga éxito.

¿Os dais cuenta de cuántos factores influyen en que una terapia tenga éxito? ¿De cuántas cosas depende que tu motivación crezca, se mantenga o decaiga? ¿Tienes dudas sobre si es realista tu valoración del fallo o del éxito?

El equipo de Vínculo no sólo habla de síntomas, pautas y problemas familiares. También hablamos de la persona dentro de sus circunstancias, pasadas y presentes. Pretendemos la ayuda desde el paso 0 hasta el paso final, y nos frustramos, motivamos y animamos contigo durante el tratamiento. Porque en todos los tratamientos hay altibajos, y el tratamiento consiste en saber analizarlos y sacarles provecho.

LA HUELLA DE LA PANDEMIA EN LAS PERSONAS CON TCA

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A nivel profesional, los psicólogos/as y psiquiatras, así como otros recursos dentro de la salud mental, hemos notado un incremento sustancial del volumen del trabajo, siendo uno de los casos más afectados aquellos con un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) (Graell et. al., 2020). Read more

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