Autoengaño, un mecanismo de doble filo

Autoengaño

¿Cuántas veces nos han dicho “no se dicen mentiras”? ¿Qué se entiende por mentir? ¿Existe la mentira hacia uno/a mismo/a? A esto último se le denomina autoengaño. Se trata de una de las grandes trampas de la mente. El autoengaño se da en aquellas situaciones en las que nos convencemos a nosotros/as mismos/as de una realidad que es falsa, pero lo hacemos de manera inconsciente. La diferencia entre mentira y autoengaño se encuentra en que, en la mentira, la persona es consciente de que no está diciendo la verdad. Mientras que en el autoengaño se acepta como verdad una realidad que es falsa sin ser consciente de ello.

Los mecanismos del autoengaño desempeñan un papel importante en el mantenimiento de nuestro equilibrio fisiológico, psicológico y relacional. Quien se autoengaña no se da cuenta de lo que está haciendo, o al menos no se da cuenta siempre, y ahí precisamente radica el poder del autoengaño. Mientras no nos damos cuenta, éste despliega su poder silencioso.

El autoengaño surge ante la incapacidad de poder reconocer y/o manejar ciertos aspectos que nos resultan desagradables, como puede ser darnos cuenta de que tenemos un problema que necesita de ayuda profesional, que hemos hecho algo que no es del todo adecuado o que tenemos que tomar una decisión difícil y que por tanto evitamos, convenciéndonos de que no es tan necesario dicho cambio. Todos y todas, en mayor o menor medida, nos hemos autoengañado alguna vez y no tiene por qué ser algo negativo per se. El problema viene cuando el autoengaño se convierte en la principal estrategia de afrontamiento y resolución de problemas, lo cual nos impediría poder evolucionar y conseguir lo que realmente necesitamos. Son muchas las maneras de autoengañarnos, hoy vamos a centrarnos en 4 en particular:

  1. Autoengaño funcional

El autoengaño funcional se observa en situaciones en las que la persona se miente buscando convencerse de que su decisión es la correcta. El ejemplo más conocido de autoengaño funcional lo encontramos en la fábula de la zorra y las uvas.

Una zorra ve un racimo de uvas e intenta alcanzarlas. Al darse cuenta de que está demasiado alto, desprecia las uvas diciendo: «¡No están maduras!». El autoengaño que está empleando la zorra tiene una función muy clara (y de ahí su nombre): el acto de mentirse a sí misma le resulta útil para evitar el malestar que deriva del fracaso de no haber satisfecho su necesidad de alcanzar las uvas. Es decir, se trata de un mecanismo (inconsciente)  de protección hacia su autoestima.

  1. Valorar para crecer

El autoengaño de “valorar para creer” se caracteriza por el convencimiento de que si algo cuesta mucho dinero, tiempo o esfuerzo le otorgamos más valor que aquello por lo que no hemos pagado un precio tan alto. De ahí, por ejemplo, que valoremos más la pertenencia a un grupo al que nos ha costado entrar que otro al que no.

En situaciones en las que la persona se tiene que esforzar mucho para alcanzar una meta, tanto si la meta le es atractiva como si no, su atención se dirige de manera selectiva a todo lo que le confirma que su objetivo es valioso. Se termina creyendo que la meta es valiosa para justificar la inversión realizada.

  1. Autoengaño consolatorio

El mentir consolatorio se observa en situaciones en las que la persona se miente para responsabilizar de su situación a un agente externo y compadecerse de sí misma.

Algunos ejemplos de autoengaño consolatorio serían pensar que se tiene una fobia porque “mi madre me transmitió el miedo a los perros” o pensar que “soy muy celoso/a  porque mi pareja me da motivos”. Se trata de pensamientos que la persona exterioriza con frecuencia para encontrar consuelo.

Así, el autoengaño consolatorio otorga una protección a la autoestima y al ego. Nos hace creer que nada de lo que ocurre es nuestra responsabilidad y que somos víctimas de la situación. Por una parte, esto es positivo, ya que en la mayoría de las situaciones no somos 100% responsables de las circunstancias que tenemos. Pero, por otra parte, recurrir a causas del pasado y factores externos a nosotros/as nos inmoviliza ante el cambio.

 

  1. Mentir a los demás para convencerse a sí mismo/a

Una de las maneras más sutiles de autoengañarse es mentirle a los demás para mentirse a sí mismo/a. Se trata de aquellas situaciones en las que la persona transmite historias, situaciones y percepciones que están distorsionadas. En un principio sí se es consciente de esta pequeña distorsión de la realidad, pero poco a poco la persona termina siendo absorbida por su relato y el personaje.

Si este mecanismo de mentirle a los demás se repite varias veces, la mentira se transforma en verdad, también para quien la ha creado. Una posible explicación de este fenómeno radica en que el cerebro se adapta a la deshonestidad y la mentira se vive como una realidad.

Nadie está libre de autoengañarse, se trata de un fenómeno psicológico muy frecuente y hasta cierto punto, normal. Sin embargo, puede convertirse en algo dañino al no permitirte conectar con lo que necesitas y poder hacer algo al respecto. En caso de que así sea, te animamos a que contactes con nosotras. En Vínculo podemos ayudarte.

 

Bibliografía:

Márquez, J. (2019). El arte de mentirse a si mismo. La mente es maravillosa. Recuperado de: https://lamenteesmaravillosa.com/el-arte-de-mentirse-a-si-mismo-conoce-el-autoengano-y-sus-efectos-psicologicos/

Ana Taberna

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