Belleza: lo subjetivo hecho norma

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Según la Real Academia Española, la belleza es la propiedad de las cosas que hace amarlas, infundiendo en quien las contempla un deleite espiritual. Plantea que esta propiedad existe en la naturaleza y en las obras literarias y artísticas. Por otro lado, la palabra canon proviene del griego kanon, que significa regla, aunque originalmente un kanon era una vara para medir.

El canon de belleza es el conjunto de aquellas características que una sociedad considera convencionalmente como hermosas o atractivos, sean en una persona u objeto. Sin embargo, lo que se considera bello es algo subjetivo, que depende de la persona que lo mire y, por tanto, variable. Es por esto por lo que a lo largo de la historia el canon de belleza ha ido variando a lo largo de los años, existiendo diferencias entre culturas. Lo que en una sociedad puede considerarse bello, en otra no y lo que antes era idealizado ahora puede ser rechazado.

Según datos de la organización británica “Social Issues Research Center”, en 1917 la belleza femenina ideal alcanzaba los 64 kilos y medía 1,64. Hace 25 años, las modelos pesaban alrededor de un 8% menos que la media. Hoy en día, ya es un 23% menos. Tan solo un 5% de la población femenina posee las condiciones genéticas necesarias para alcanzar tal objetivo.

Actualmente las mujeres consideradas perfectas son aquellas que son altas y muy delgadas, con caderas pronunciadas y pechos grandes, firmes, simétricos y sólidos. A estas características se suman tener una piel bronceada y tersa, los ojos grandes, la nariz pequeña, los labios gruesos, el vientre plano, el pelo largo y las piernas largas y torneadas. En cuanto a los hombres, se valora mejor a aquellos que están delgados pero musculados, con muy poca grasa corporal.

En general, el canon de belleza actual se basa en aparentar juventud y tener una figura firme. Sin embargo, se trata de un canon muy exigente, ya que se plantea como bello un cuerpo que no puede alcanzar casi nadie y que, para poder acercarse a él, hay que llevar a cabo una serie de conductas poco saludables, como son dietas muy restrictivas o la realización de ejercicio físico excesivo. A esto se le suma la mayor presión existente sobre las mujeres que, además de sentirse obligadas a llevar a cabo este tipo de hábitos poco saludables, se ven presionadas a tener que modificar su cuerpo a base de cosméticos e intervenciones estéticas/quirúrgicas con el objetivo de acercarse a ese canon de belleza poco realista.

Todo ello genera una preocupación constante y excesiva por el aspecto físico, que no solo se queda en la superficie, sino que alcanza niveles más profundos, llevando a la persona a cuestionar su propia valía en base a su cuerpo. Esto supone un factor de riesgo a la hora de desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria, patología mental grave cada vez más frecuente y con inicio cada vez más temprano.

Hoy en día, el principal medio de transmisión del canon de belleza son las redes sociales. En torno a 25,5 millones de personas visitan las redes sociales a diario, estando expuestas a un bombardeo constante de imágenes sobre cuerpos y vidas consideradas perfectas. Se transmite una imagen de la mujer totalmente estereotipada, mediante imágenes, en su mayoría, altamente retocadas mediante Photoshop donde aparecen mujeres siempre jóvenes, guapas y delgadas y que en muchas ocasiones siguen ofreciendo una imagen sexista de los roles que tradicionalmente ha ocupado en la sociedad.

Esto hace que sintamos la necesidad de ofrecer nuestra mejor cara en las redes sociales, cuidando mucho lo que se conoce como autopresentación. Esto hace referencia a todo comportamiento dirigido a crear, modificar y mantener la imagen que ofrecemos de nosotros/as mismos/as al mundo exterior. Redes como Instagram ofrecen una gran cantidad de filtros y herramientas para poder alterar nuestra imagen, favoreciendo así la preocupación por nuestro aspecto físico y por cómo nos ven los demás.

Se calcula que se suben a la aplicación 1 millón de selfies diarios, de los cuales un 14% tienen algún tipo de retoque digital. Se trata de un espacio donde promocionarse y donde el éxito se mide en likes y en seguidores/as, de tal forma que gran parte de la satisfacción con el aspecto físico y por tanto de la autoestima depende de ello. Se ha observado que, cuanto mayor es el uso de las redes sociales, mayor es la insatisfacción corporal y menor la autoestima, lo que a su vez influye directamente en la satisfacción con el aspecto físico, creándose así un círculo vicioso patológico, que influye en la aparición de trastornos como los TCA.

Teniendo en cuenta todo lo anteriormente mencionado es importante entender que la belleza no es una cualidad que se posee, sino una etiqueta que usamos para catalogar lo que consideramos bonito y que, por tanto, depende de la mirada individual de cada uno/a. Por ello, es también importante promover un uso de las redes sociales saludable, que ensalce la aceptación y autocuidado y no la insatisfacción con cómo se es, tanto física como personalmente. Es labor de todos y todas luchar contra el ideal de belleza establecido, que lo único que genera es malestar y patología.

En caso de que sientas que necesitas ayuda tras leer esta entrada del blog, no dudes en contactar con nosotras; el equipo de Vínculo podemos ayudarte.

Bibliografía

Durán, M. V. C. (2005). Factores socioculturales en los TCA. No sólo moda, medios de comunicación y publicidad. Trastornos de la conducta alimentaria, (2), 120-141.

SOBRINO-BAZAGA, Adriana; RABITO-ALCÓN, María F. Gender differences existing in the general population in relation to body dissatisfaction associated with the ideal of beauty: a systematic review/Diferencias de género existentes en la población general en relación a la insatisfacción corporal asociada al ideal de belleza: una revisión sistemática. Estudios de Psicología, 2018, vol. 39, no 2-3, p. 548-587.

Torres Sornosa, A. M. A. L. I. A. (2018). El ideal de belleza femenino en Instagram: Una reflexión personal desde la ilustración (Doctoral dissertation, Universitat Politècnica de València).

Torres, L. L. (2018). Interiorización de los estereotipos de género en la sociedad argentina y el ideal de belleza en los mensajes publicitarios. Estudio transversal en 4 rangos de edad que abarca de los 18 a los 49 años.

 

Ana Gómez Peña

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