DESORDEN ALIMENTICIO Y DEPORTE

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BENEFICIOS DEL  DEPORTE O EJERCICIO FÍSICO EN EL TRATAMIENTO DE DESORDEN ALIMENTICIO

 

A pesar de que el ejercicio físico se considera una intervención efectiva para un amplio número de problemas psicológicos, entre los que se encuentran la ansiedad y la depresión, y existe gran evidencia acerca de los beneficios para la salud que puede tener la práctica del mismo tanto en poblaciones clínicas como no clínicas,  no ha sido tenido en cuenta durante un largo período de tiempo como posible tratamiento o parte del tratamiento de los desorden alimenticio.

La inclusión del ejercicio físico en el tratamiento del TCA ha sido un tema que históricamente  ha generado una gran controversia. La hiperactividad o la realización de ejercicio de manera excesiva o compulsiva, ha sido altamente documentada en pacientes con desorden alimenticio, principalmente en aquellos con anorexia nerviosa (AN), llevando a entender el ejercicio como un mecanismo o forma de provocar gasto calórico y asociado con la pérdida de peso en estas personas. Esto, ha provocado no sólo que las investigaciones se centrasen en estudiar los efectos del ejercicio en el desarrollo y mantenimiento del TCA y no en los posibles beneficios y potencial de éste para el tratamiento, sino que además, la actividad física haya sido prohibida en la atención a estas pacientes y entendida como un síntoma de la enfermedad.

Sin embargo, desde hace unas décadas, algunos investigadores y profesionales del ámbito de la salud, han cuestionado esta visión del ejercicio y han tratado de estudiar los problemas que pueden surgir al prohibir el ejercicio, así como los beneficios de realizar ejercicio de manera adecuada y estructurada en personas con TCA. Por tanto:

ANOREXIA NERVIOSA

¿Cuáles son algunos de estos problemas?

  • Restringir el ejercicio en estas pacientes puede llevar a que no tengan la oportunidad de aprender y obtener información sobre cómo implicarse en actividades físicas de manera saludable, segura y moderada.
  • Es posible que la prohibición sobre realizar ejercicio resulte en una puesta en marcha de ejercicio excesivo de manera oculta, pudiendo esto además comprometer la relación de confianza entre el paciente y el terapeuta.
  • Prohibir la actividad física en personas con TCA y a la vez resaltar la importancia del ejercicio físico y los beneficios sobre la salud que éste tiene para el resto de población, puede generar confusión y un mal manejo a largo plazo del ejercicio.
  • La restricción de la actividad física puede tener consecuencias musculoesqueléticas y cardiometabólicas dañinas para estas personas.

 

¿Y los beneficios?

El llevar a cabo ejercicio de forma regular está asociado con mejoras a nivel fisiológico, psicológico y social, mejorando o influyendo en factores de riesgo y factores mantenedores de un TCA. Por lo tanto, algunos de los beneficios de realizar actividad física de forma regular en personas con un TCA son:

  • Disminuir las actitudes y comportamientos respecto a la obligatoriedad de realizar ejercicio a través de la puesta en marcha de formas de ejercicio saludables y controladas
  • Reducir el impulso hacia la delgadez y los síntomas bulímicos
  • Disminuir la insatisfacción corporal y mejorar la autoestima y la imagen corporal.
  • Reducir sintomatología asociada al TCA, como por ejemplo: presentar menores preocupaciones sobre la comida o menos estrés relacionado con la comida
  • Aumentar el bienestar psicológico y la calidad de vida
  • Promover la autoregulación
  • Reducir tensiones corporales y estados anímicos negativos, así como incrementar la tolerancia al estrés del día a día (todos ellos posibles desencadenantes de atracones y purgas).
  • Incrementar la fuerza y mejorar las consecuencias negativas a nivel musculoesquelético y cardiometabólico producidas sobre todo por la restricción de comida
  • Mejorar las relaciones sociales (realización de actividad física en grupo, por ejemplo: yoga, danza,etc.) o en lugares donde hay más personas, por ejemplo: gimnasio)
  • Influir en resultados terapéuticos; mejorando la tolerancia al tratamiento, incrementando o facilitando el cumplimiento del tratamiento y aumentando la alianza terapéutica

Además de todos estos beneficios, es importante destacar, que en los estudios llevados a cabo, no se ha encontrado que el ejercicio produzca un impacto negativo en el peso o el IMC (Índice de Masa Corporal) de pacientes con AN, principalmente, ni que impida la ganancia de peso en aquellas personas que se encuentren hospitalizadas y en programas de realimentación.

Todo esto planteado anteriormente, parece indicar que el ejercicio llevado a cabo de manera saludable y moderada, así como tras haber realizado una valoración médica que no lo considere dañino, puede ser un excelente componente del tratamiento del desorden alimenticio.

 

Cook, B. J., Wonderlich, S. A., Mitchell, J. E., Thompson, R., Sherman, R., y Mccallum, K. (2016). Exercise in Eating Disorders Treatment: Systematic Review and Proposal of Guidelines. Medicine & Sciences in Sports & Exercise, 1408-1414.

Hausenblas, H. A.,  Cook, B. J., y Chittester, N. I. (2007). Can Exercise Treat Eating Disorders? Exercise and Sport Sciences Reviews, 36(1), 43-47.

Moola, F. J., Gairdner, S. E., Amara, C. E. (2013). Exercise in the care of patients with anorexia nervosa: A systematic review of the literatue. Mental Health and Physical Activity, 6, 59-68.

Noetel, M., Miskovic-Wheatley, J., Costa, D., Crosby, R. D., Hay, P., Kohn, M., et al. (2016). Excercise for the compulsive exercisers? An exploratory study in adolescent inpatients with anorexia nervosa. Advances in Eating Disorders, 4(3), 246-276. DOI: 10.1080/21662630.2016.1202123

 

Blanca Dolz del Castellar Blanco

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