El perdón es una virtud que podemos ofrecer tanto a los demás como a nosotros/as mismos/as. De hecho, para poder darlo a los demás, primero tenemos que ser capaces de usarlo con nosotros/as. Es un producto derivado del amor: si no somos capaces de amarnos y reconocer en nosotros/as la majestuosidad de la naturaleza humana, no seremos capaces de considerar a los demás como buenos/as.
Hemos de saber que todos y todas tenemos «defectos» y cometemos errores, por lo que hay que aprender a perdonarse a uno/a mismo/a y también a perdonar a los demás para poder alcanzar una plenitud de vida y de esa forma ser más felices. La gran mayoría de los errores que cometemos o de lo que consideramos defectos, se muestran de forma involuntaria e inconsciente. En general, no hacemos el mal de forma deliberada y voluntaria.
La mayoría de nuestros errores son la muestra de un no poder comportarnos como queremos sino como podemos. ¿Y entonces qué es comportarse mal, cometer errores, tener fallos o defectos? Es una muestra de herida emocional.
La envidia, así entendida, sería la ira que me produce ver que los demás tienen algo que yo no puedo tener -nos habla por tanto de carencia personal-; los celos, serían la muestra del miedo a la pérdida del otro, por quedarme solo/a o sin la valoración que me da el otro – es entonces inseguridad personal por no haber tenido un afecto incondicional en las primeras etapas de la vida-; la adicción, sería el uso de una sustancia o el hábito de realizar un comportamiento de manera compulsiva para aliviar un malestar emocional – por tanto un dolor emocional no resuelto que se alivia con un paliativo como el alcohol, la comida, las compras o las redes sociales…. Podríamos poner innumerables ejemplos sobre nuestros errores y su significado, sobre los errores de los demás y el daño que nos han causado.
Todos/as sabemos que hay cosas, hechos, momentos vividos, que son muy difíciles de perdonar, pero quien cuida su salud mental encuentra en el perdón, así mismo y al otro, la herramienta perfecta para evitar el odio, el rencor, la rabia, la frustración, la impotencia… que tantas veces no nos dejan continuar con nuestra vida y nuestro crecimiento. Perdonar no consiste en olvidar ni justificar el daño producido, sino que se trata de un proceso de aceptar e integrar lo sucedido en nuestra historia, para poder avanzar sin ataduras.
El desprenderse de las heridas, de la culpabilidad y del daño que han causado otros te hará sentirte más libre. Solo entonces sabrás que no eres digno/a de ser amado por ser perfecto (en esa perfección que entiende el mundo como el no fallar jamás), sino por ser tú, por ser humano/a, que ya es suficientemente perfecto (entendiendo humano como el que, aún fallando, tiene la capacidad de enmendar el error y de perdonar liberándose del odio, a quien comete errores). ¿No es mucho más perfecto este mecanismo? Los beneficios del perdón son inmensos para la salud mental y la salud física, pero, sobre todo, son la muestra de que nos hemos sentido amados/as por alguien, sin condiciones y sin límites, ya que, aún fallando, nos amaba inmensamente. Perdonarse y perdonar, es por tanto síntoma de apego seguro, de sentimiento de filiación, de haber crecido con seguridad en el amor. Crecer así es sinónimo de libertad interior.
Referencias:
Mayo Clinic (13 de noviembre de 2020). El perdón: Dejar atrás los rencores y la amargura. Salud del adulto. https://www.mayoclinic.org/es-es/healthy-lifestyle/adult-health/in-depth/forgiveness/art-20047692
Nieto, J. (14 de abril de 2020). Qué es el perdón. Desarrollo Personal. https://www.iepp.es/que-es-el-perdon/
Cortés, J. Qué es y qué no es el perdón. Psicología Social y Relaciones Personales. https://psicologiaymente.com/social/que-es-el-perdon
Ana Taberna
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