EMBARAZO DESPUÉS DE LA PÉRDIDA

Embarazo después de una pérdida

La experiencia de vivir una muerte perinatal, es decir, aquella muerte del bebé que ocurre durante el embarazo, parto o postparto, tiene efectos psicológicos en los embarazos que tienen lugar después de la pérdida.

En un estudio de 2018, Gravensteen y otros autores observaron que las mujeres embarazadas que han tenido previamente una pérdida perinatal experimentan mayores niveles de ansiedad y de depresión que mujeres embarazadas cuyos embarazos previos han ido bien. En concreto, un 22,5% de las mujeres embarazadas que han sufrido una pérdida perinatal anteriormente sufren ansiedad y un 19,7% depresión.

Las mujeres que se quedan embarazadas tras una muerte perinatal suelen temer que se repita la pérdida y no se fían de su capacidad de llevar a cabo un embarazo “exitoso”, ya que a menudo culpan a sus propios cuerpos de haber influido en el resultado de su embarazo previo.

Es por ello crucial que estas familias y muy especialmente, estas mujeres, reciban un acompañamiento adecuado por profesionales que sean conscientes del impacto de vivir una muerte perinatal (Fockler et al, 2017), que estén formados y puedan apoyarlas psicológicamente en la manera en que sea necesario.

Es fundamental trabajar con estos sentimientos de culpabilidad y de ansiedad. En concreto, se trata de normalizar, reestructurar y redefinir lo que les está ocurriendo. Esa ansiedad atemorizante es normal, no es algo patológico. Los seres humanos aprendemos gracias a la experiencia que hemos vivido, por lo que es normal que, si estas madres sufrieron en su momento una pérdida antes, durante o tras el parto, puedan temer que les vuelva a suceder.

El objetivo que se busca es que el miedo no lo ocupe todo; escuchar dicho miedo y los pensamientos que lo acompañan, pero no considerándolos como los únicos posibles. Es importante trabajar otras cosas, como la ilusión, los planes de futuro, dedicar un espacio suficiente al autocuidado de forma que cuando los momentos de miedo vengan, estas madres puedan recordarse a sí mismas que esto es un pensamiento y poder ponerse a realizar otras actividades mientras esperan el nacimiento del bebé arcoíris.

A los bebés que nacen tras una pérdida perinatal previa se les denomina comúnmente como niños arcoíris. Es una metáfora que simboliza que estos niños reflejan el sol tras la tormenta de la pérdida anterior, dando así lugar al arcoíris.

Es importante también recalcar que el arcoíris no tiene que llegar a estas mujeres, parejas y familias en forma de bebé, sino que puede llegar a sus vidas en forma de crecimiento personal o nuevas metas profesionales. El arcoiris es la resiliencia. Es un momento muy delicado y es fundamental el apoyo del entorno y, en caso de que sea necesario, de profesionales especializados en este tema.

 

Bibliografía

Gravensteen, I. K., Jacobsen, E. M., Sandset, P. M., Helgadottir, L. B., Rådestad, I., Sandvik, L., & Ekeberg, Ø. (2018). Anxiety, depression and relationship satisfaction in the pregnancy following stillbirth and after the birth of a live-born baby: a prospective study. BMC pregnancy and childbirth18(1), 41.

Fockler, M. E., Ladhani, N. N. N., Watson, J., & Barrett, J. F. (2017, June). Pregnancy subsequent to stillbirth: Medical and psychosocial aspects of care. In Seminars in Fetal and Neonatal Medicine (Vol. 22, No. 3, pp. 186-192). WB Saunders.

Eugenia Gómez-Ulla Astray

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