La enfermedad de la anorexia desgraciadamente predomina mucho en nuestros adolescentes.
En ocasiones, la enfermedad anorexia se achaca al canon de belleza propuesto por la sociedad actual. Sin embargo, este modelo es fruto de una cultura que se ha ido construyendo poco a poco.
De hecho, esta enfermedad ya se describió en el siglo XIX en dos contextos diferentes. Por una parte, algunas mujeres decidían controlar la cantidad de comida que ingerían llegando a pasar hambre para conseguir ser libres. Llevaban su cuerpo a una delgadez extrema para no atraer de este modo a los hombres y que estos rechazasen la idea del matrimonio. Ponían en riesgo su salud física para cuidar su salud mental. La diferencia con nuestra época radica en que la delgadez no era un canon de belleza, al contrario era una manera de no ser “querida” en una época en que a diferencia de la nuestra las mujeres no tenían elección.
Por otra parte la delgadez se consideraba en algunos ambientes sociales un estereotipo de belleza. En el Romanticismo (siglo XIX), la enfermedad de la anorexia, se alagaba al aspecto frágil y endeble. La privación de la comida era la manera más fácil de lograr ese aspecto físico tan enfermizo. Esta imagen de delgadez representaba el ideal de una persona intelectual y culta. De hecho en la sociedad occidental no se admite la idea de un santo o un intelectual con sobrepeso, salvo algunas excepciones.
Ya en el siglo XX la delgadez fue un signo de revolución, desobediencia e independencia. Lo podemos observar en las siluetas, ligeras y prolongadas, de los retratos de Modigliani y las esculturas de Giacometti.
Actualmente, la delgadez es el cannon estético predominante. La imagen de la mujer triunfadora es delgada, rebelde y capaz de controlarlo todo. La imagen contraria es una mujer obesa, débil, sometida a su entorno (y apetito).
Esta es una imagen completamente falsa y sin sentido. La personalidad no se mide en rasgos físicos. No se es más o menos inteligente por llevar el pelo de una manera u otra, de la misma manera que no se es más gracioso por ser delgado.
Por otro lado, la mujer perfecta no existe del mismo modo que tampoco existe el hombre perfecto. Son nuestros defectos y nuestras virtudes lo que nos hacen ser especiales y diferentes unos de otros, es lo que permite que haya riqueza de personalidades.
La pregunta que me surge es: ¿Por qué se nos ha venido exigiendo desde hace siglos ser perfectas, gordas o delgadas, rubias, con pelo largo…? ¿Por qué nos preocupa más tener que demostrar lo perfectas que somos ante los demás que ante nosotras mismas?
Por tanto, la importancia que se le da al cuerpo a lo largo de la historia y actualmente en nuestra sociedad no se ha dado sólo en esta época sino que la mujer siempre ha tenido que cumplir un arquetipo físico que la sociedad le imponía. Los trastornos de la conducta alimentaria son, por tanto un problema social y cultural más amplio. La sociedad actual la venimos construyendo desde hace siglos y el fenómeno actual de la anorexia es una expresión de los patrones que se imponen a las mujeres por parte del hombre y la sociedad y que varían en función de las épocas.
No podemos cargar todas las culpas a la sociedad de hoy en día, a las modelos, la televisión y las nuevas tecnologías aunque sin duda estos medios de difusión social impactan y amplian los mensajes.
Fuentes información: http://elpaissemanal.elpais.com/confidencias/anorexia-nerviosa/
Irene Alcamí Ayerbe.
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