INFORMACION SOBRE TRASTORNOS ALIMENTICIOS

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RASGOS COMUNES E INFORMACION SOBRE TRASTORNOS ALIMENTICIOS

En la actualidad, la informacion sobre trastornos alimenticios, también llamados TCA, están a la orden del día en la cultura occidental. Un estudio del año 2008 en España reveló que casi el 10% de las mujeres de entre 12 y 21 años tenía un TCA, un dato alarmante(de la Fuente, Martí,Olesti, Piñol y Riera, 2008, como se citó en Maganto, 2011).

Se tratan de trastornos bastante complejos, ya que no suelen tener una causa concreta y única, sino que son consecuencia de la interacción de varios factores. Por un lado, está la gran influencia que tiene la sociedad, transmitiendo la importancia de tener un físico y una estética determinados, prejuzgando como no válidos todos aquellos que no encajen en el canon de belleza. Esto hace que una persona que no cumpla las características físicas que impone la sociedad sienta que no es válida, que no es adecuada, que debería ser de otra manera, lo cual afecta a su autoestima.  Con el objetivo de alcanzar ese ideal de belleza, podría intentar bajar de peso mediante dietas restrictivas o realizando ejercicio físico en exceso(da Costa Ribeiro Junior et al., 2012; Herman y Polivy, 2002).

A la influencia de la sociedad se le une el papel de la familia, no solo en la aparición de los TCA, sino en su mantenimiento. Se ha observado que las familias en las que hay un miembro con un TCA, normalmente una hija, son muy aglutinadas (es decir, no promueven la autonomía de sus integrantes), tienden a la sobreprotección, a evitar el conflicto y a ser poco flexibles (Hermany Polivy, 2002). Esto puede hacer que la persona sienta que no puede controlar nada de su vida, excepto la comida, la cual se convierte en su vía de escape (ya sea restringiendo o dándose atracones).

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Además de la influencia de la sociedad y la familia en la informacion sobre trastornos alimenticios, se ha observado que existen ciertas características psicológicas que influyen tanto en la aparición como en el mantenimiento de los TCA, en concreto el perfeccionismo, la autoestima y la alexitimia (entendida como dificultad para identificar y expresar las propias emociones y de diferenciarlas de sensaciones corporales, como el hambre). Antes de hablar un poco sobre estas tres características, me parece importante resaltar que para poder considerar que una persona se ha recuperado de un TCA hay que fijarse no solo en aspectos conductuales o físicos (como que no se dé atracones o que tenga un peso saludable) sino también en aspectos cognitivos y emocionales (como que no tenga obsesiones con el cuerpo o la comida, que tenga una buena autoestima y regulación emocional…). Esto es especialmente importante a la hora de dar de alta a una persona con TCA, ya que puede tener un IMC adecuado y no darse atracones, pero seguir obsesionada con la comida o ser muy autoexigente consigo misma y esto puede favorecer la reaparición de los síntomas con la comida (Bardone-Cone et al., 2010).

 

Con respecto a la autoestima, ésta refleja en qué medida una persona se quiere y valora a sí misma. Se ha observado que existe una relación muy estrecha entre una baja autoestima y los TCA y que personas con un TCA tienen una autoestima más baja que aquellas que han tenido un TCA y se han recuperado. Es más, hay estudios que han encontrado que no existen diferencias en la autoestima entre personas que no han tenido un TCA y personas que, lo han tenido, pero ya están recuperadas(Bardone-Cone et al., 2010).

En cuanto a la alexitimia, se ha observado que las personas con un TCA recurren a la comida como forma de manejar aquellas emociones que sienten que les desbordan. Es decir, tienen dificultades a la hora de reconocer y de manejar emociones negativas como la tristeza, el enfado o la ansiedad, las cuales manejan a través de los atracones, de las dietas restrictivas o de la hiperactividad física. También les puede resultar difícil diferenciar sensaciones corporales de sus emociones, como, por ejemplo, no saber muy bien si lo que tienen es hambre o ansiedad. Es importante enseñar a las personas con alexitimia a aprender a manejar sus emociones de una manera más saludable para sí mismas, sin tener que recurrir a la comida. Algunos estudios han encontrado que existe una relación entre la ausencia de síntomas como atracones y vómitos y una mejoría de la alexitimia y que, si en el tratamiento se trabaja con las emociones y se promueve una buena regulación emocional, la mejoría del TCA será mucho mayor que si no se tienen en cuenta estos aspectos (Arancibia yBehar, 2014; Carpiniello, Pinna y Sanna, 2014).

Por último, otra de las características psicológicas más relacionadas con los TCA es el perfeccionismo patológico, entendido como el esfuerzo por conseguir metas poco realistas y prácticamente imposibles de alcanzar, lo que genera un sentimiento de fracaso al no conseguirlas. Además, el perfeccionismo influye en la autoestima, ya que, si no se logran alcanzar las metas establecidas, la persona siente que no es todo lo buena que debería ser, de tal forma que, si se trabaja el perfeccionismo en terapia, también se está interviniendo sobre la autoestima, mejorándola. Se ha observado que el perfeccionismo no solo está presente en personas con un TCA, sino que también promueve su aparición. Pamies y Quiles (2014) realizaron un estudio con chicos y chicas adolescentes a los que pasaron dos cuestionarios, uno que evalúa la presencia de actitudes relacionadas con una alimentación anormal y otro que evalúa el perfeccionismo. Se observó que, aquellos que tenían más riesgo de desarrollar un TCA eran los que habían obtenido puntuaciones más altas en el cuestionario que evaluaba perfeccionismo.

En mi opinión, creo que es difícil saber cuál es la causa y cuál la consecuencia, qué va antes, si el perfeccionismo, la alexitimia y una baja autoestima o el TCA. Independientemente de esto, lo importante es saber que estas características y el TCA conviven, por lo que es importante dirigir el tratamiento a mejorar la autoestima y reducir la alexitimia y el perfeccionismo para lograr una buena recuperación.

Referencias

Arancibia, M. y Behar, R. (2014). Alexithymia in eating disorders. En A. Columbus (Ed), Advances in Psychology Research (pp. 81- 107). Nueva York: Nova Science Publishers.

Bardone-Cone, A. M., Fitzsimmons, E. E., Harney, M. B., Lawson, M. A., Maldonado, C. R., Robinson, D.P., Schaefer, L. M., Smith, R. y Tosh, A. (2010). Aspects of self-concept and eating disorder recovery: What does the sense of self look like when an individual recovers from an eating disorder? Journal of Social and Clinical Psychology29(7), 821-846.

Carpiniello, B., Pinna, F. y Sanna, L. (2015). Alexithymia in eating disorders: therapeutic implications. Psychology research and behavior management8, 1.

Da Costa Ribeiro Junior, H., Mora Giral, M., Portela de Santana, M. L. y Raich, R. (2012). La epidemiología y los factores de riesgo de los trastornos alimentarios en la adolescencia: una revisión. Nutrición Hospitalaria, 27(2), 391-401.

Herman, C. P. y Polivy, J. (2002). Causes of eating disorders. Annual review of psychology53(1), 187-213.

Maganto, C. (2011). Factores de riesgo o vulnerabilidad asociados a los trastornos de la conducta alimentaria. Infocop Online.

Pamies, L. y Quiles, Y. (2014). Perfeccionismo y factores de riesgo para el desarrollo de trastornos alimentarios en adolescentes españoles de ambos géneros. Anales de psicología, 30 (2), 620-626.

 

Andrea Caballero

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