LA ESCUCHA ACTIVA

17/04/2019

LA ESCUCHA ACTIVA

Sin duda, la comunicación es una necesidad básica de los seres humanos. De hecho, dedicamos una gran parte de nuestra vida a comunicar a los demás lo que vivimos, lo que sentimos y lo que sabemos. Pero la forma en que lo hacemos tiene un impacto fundamental en la calidad de las relaciones que establecemos y en nuestro propio bienestar emocional: la capacidad para comunicarse es una competencia fundamental en cualquier faceta de nuestra vida.

Sin embargo, debemos tener en cuenta que comunicar no es solo hablar, sino también escuchar.

¿Quieres saber cómo puedes escuchar correctamente? Te mostramos a continuación los aspectos indispensables para conseguirlo.

¿Qué es la escucha activa?

La escucha activa consiste en escuchar con comprensión y cuidado, consiste en atender a la totalidad del mensaje recibido (al qué se dice y al cómo se dice) e implica poner en marcha nuestra parte intelectual y afectiva interesándonos por el otro, aceptándolo como es y comprendiéndole.

Asimismo, cabe destacar que en la escucha activa también participan nuestras propias emociones. De hecho, en el proceso comunicativo se despliegan en nosotros sentimientos y recuerdos que pueden conmovernos. Escuchar activamente significa también ser capaces de seguir con esta actitud de respeto y cuidado por el interlocutor, pese a las reacciones que lo transmitido pueda causar en nosotros.  En este sentido, es importante tener en cuenta que si el mensaje del otro nos conmueve debemos asumirlo como propio y no responsabilizar al emisor por miedo a enfrentar lo que nos corresponde.

Con lo cual, desarrollar esta capacidad no solo permite captar las emociones de la otra persona, comprenderla y actuar en consecuencia, sino que también favorece el autoconocimiento y la exploración propia.

Elementos importantes para la escucha activa

  • El silencio. Mantenernos callados transmite a nuestro interlocutor que estamos dispuestos a escuchar con atención.
  • Mostrar una adecuada disposición psicológica mediante el contacto ocular, los gestos afirmativos y la inclinación del cuerpo hacia el emisor.
  • Establecer una relación basada en la empatía. Ponerse en el lugar de la otra persona transmite la confianza necesaria para que el emisor sienta que puede contarnos lo que desea.
  • Mostrar interés. Para ello, podemos emplear el lenguaje no verbal (como movimientos afirmativos de cabeza), no interrumpir hasta que el emisor haya acabado, y responder siempre desde el respeto.

Además, solicitar información nos permite una mayor comprensión de lo que nos cuentan, al tiempo que valida la experiencia del emisor y nos invita a seguir descubriendo el mundo del que nos está haciendo partícipes.

  • No realizar críticas o juzgar lo que el otro nos está transmitiendo.
  • No desvalorizar rechazando o quitando importancia a lo que nos transmiten.

Y finalmente, no olvides que el cuerpo también escucha. Durante todo el proceso deja que tu cuerpo sea coherente con tu actitud comprensiva y aceptadora: respeta la distancia y mantén el contacto ocular. Además, recuerda que el otro también te transmite información con sus gestos, su tono y el ritmo que emplea.

En conclusión, escuchar activamente implica estar dispuesto a establecer un encuentro significativo con otra persona, implica mostrar comprensión y cuidado, y nos predispone a entrar en contacto con su mundo y con el propio: es una forma de estar presente y más consciente a lo que nos rodea.

Además, no podemos olvidar que cuando hablamos solo repetimos lo que sabemos, pero al escuchar también aprendemos algo nuevo.

Por todo lo anteriormente expuesto, te invitamos a que practiques esta habilidad…  y recuerda que “escuchamos no solamente con nuestros oídos, sino también con nuestros ojos, con nuestra mente, con nuestro corazón y con nuestra imaginación” (Rogers, 1980).

 

LAURA HARTO LÓPEZ  (Alumna en Prácticas)

Centro Vínculo Psicoterapia

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