EL MENSAJE DOBLE VINCULANTE

La comunicación doble vinculante es un tipo de comunicación en la que se manda un mensaje positivo de forma explícita, pero uno negativo de manera implícita, de tal forma que lo verbal y no verbal no encajan. Por ejemplo, una persona puede decirle “me gustas” a otra de manera verbal, pero mediante lenguaje no verbal le puede estar demostrando lo contrario.

Todo esto se produce dentro de un contexto de alto afecto, es decir, en relaciones que por lo general suelen ser importantes en nuestras vidas.

Este tipo de mensajes generan mucha confusión, ya que el/la que está recibiendo la información se encuentra recibiendo dos mensajes contradictorios. El concepto de doble vinculo se aplicaría en este caso a las dudas que le surgen al receptor sobre qué responder. El efecto que provoca en la persona es que no hay salida, haga lo que haga se va a equivocar.

La secuencia que se da es:

1. Un mandato primario negativo o positivo (verbal).
2. Un mandato secundario que está en conflicto con el primero: se suele dar a un nivel más abstracto, no verbal. Es posible que sean dos figuras distintas las que den los mensajes contradictorios; por ejemplo, que un progenitor imponga una norma o castigo y el otro de forma más sutil le contraríe.
3. Un mandato negativo terciario, que impide a la persona escapar de la situación.

Una vez la persona ha aprendido a ver el mundo a través de estos mensajes, no es necesario que se den los elementos juntos, pues cualquier indicio de la secuencia va a provocar en la persona víctima del doble vínculo una desregulación emocional e incluso precipitar la cólera o el pánico.

Existen algunas características básicas para identificar el mensaje doble vinculante, que son las siguientes:

• Los mensajes vinculantes siempre se dan entre personas con un elevado enlace emocional y que son significativas.
• Se debe dar en repetidas ocasiones: no se trata de algo específico y puntual, si no que conforma un patrón sistemático, de tal forma que a lo largo de los años puede pasar a ser una expectativa habitual en las personas à “no sé qué esperar del otro, no sé cómo reaccionar”.
• Pese a que lo habitual es que se den dos mensajes, es posible que se den tres o más.
• Generalmente una de las personas se encuentra en una posición superior (padre/madre, abuelo/a…), por lo que el otro se sentirá cohibido/a, incapaz de responder o hacer algo para evitar este mensaje contradictorio.

Recibir constantemente este tipo de mensajes de manera continuada en el tiempo puede generar consecuencias a nivel psicológico a corto y largo plazo, como:

• Inseguridad: al recibir mensajes que son opuestos, la persona va a tener muy difícil saber qué hacer en esa situación. La sensación que surge es que hagan lo que hagan lo van a hacer mal, creando una herida en su autoestima.
• Ansiedad: al no saber qué es lo que tienen que hacer, surge en ellos/as la incertidumbre de cómo va a reaccionar el otro, provocándoles un sentimiento de frustración y desesperación.
• Culpa: al no existir una respuesta correcta, suelen aparecer sentimientos de culpa y crítica hacia uno/a mismo/a por no haber sabido obrar de una forma más adecuada.
• Confusión.
• Indefensión aprendida: al nunca acertar con la respuesta, la persona puede cuestionar su valía y capacidad de relacionarse, sintiéndose incapaz y por tanto evitando situaciones en las que sienta que no va a ser capaz de actuar correctamente.

¿Te sientes identificado/a con alguna de estas sensaciones consecuencia de la comunicación doble vinculante? ¿Crees que a veces mandas este tipo de mensajes? Si tienes cualquier duda o te gustaría trabajar esto más a fondo, no dudes en contactar con nosotras. En vinculo estamos encantados de ayudarte.

BIBLIOGRAFÍA

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Ana Gómez Peña