Mi hijo me pega (Parte 1)

17/05/2016

Mi hijo me pega - Vínculo PsicoterapiaEs una frase que flota en muchos hogares pero que no sale de la boca del padre ni mucho menos de la madre. Es una realidad que existe pero que cuesta muchísimo reconocer. Toda la familia lo vive con una vergüenza tal, que se ven incapaces de pedir ayuda. Comienzan a dar vueltas en la cabeza a dudas y preguntas: ¿qué hemos hecho mal?, ¿es mi hijo o hija un monstruo?, ¿y si lo hago público y le destrozo la vida?, ¿en realidad es bueno pero tiene arrebatos, descontrol de impulsos?, ¿son las malas compañías?, ¿si su padre y yo nos pasamos el día discutiendo, le ha podido afectar?

No es un problema aislado, es un problema cada vez más frecuente. No se resuelve con más golpes, ni señalando culpables ni poniendo etiquetas. Es un problema familiar, toda la familia debe ponerse manos a la obra para pararlo y dejar de agredirse. Hay muchos tipos de agresiones: está la física, sin duda la más grave (golpes, empujones, escupitajos…) la coercitiva (bloqueos, encierros, hipervigilancia),  los insultos, la crítica constante, la devaluación, incluso la hiperprotección y la imposibilidad de emanciparse, la violencia contra objetos y un largo etcétera que se convierte en el nuevo lenguaje de estas familias. No enseñar a un hijo a ser autónomo de acuerdo a las capacidades propias de cada edad es también una forma de negligencia de graves consecuencias.

Se inicia una escalada, un huracán que toma forma en cuestión de segundos y que no sabemos dónde va a parar ni cuáles son los daños que va a dejar tras su paso. Lo que sí es frecuente que toda la familia (incluido el agresor) se sienta profundamente avergonzado y profundamente culpable (lo exprese o no). A menudo incluso se pide perdón y sin mayores cambios o con un breve período de luna de miel, se vuelve a empezar hasta que el viento de nuevo se arremolina en torno a los pies de todos para prepararse el siguiente huracán y volver a decir en voz baja, mi hijo me pega.

Parece muy obvio pero, si nada cambia, nada cambia. De este infierno se puede salir, se puede ver de otra manera, abrir el foco, ayudar a toda la familia a parar semejante sufrimiento, pero para ello, algo tiene que cambiar y a menudo ya no se puede hacer sin la ayuda de una persona experta. La Terapia Familiar es una herramienta que, con una correcta implicación por parte de todos los miembros de la familia, que no siempre se da el primer día pero se puede ir logrando en las primeras sesiones, puede lograr que en una familia se deje de ejercer la violencia.

Violencia de hijos a padres

 ¿Qué es la violencia Filio-Parental?

 La violencia filio-parental, una de las demandas más habituales en las consultas de psicología en los últimos tiempos.

Es este un tema complejo puesto que es habitual que no se limite a la violencia de hijos a padres sino que se puede extender a los hermanos, que pueda ser del hijo a la madre o que se produzca de padres a hijos en edades tempranas y de hijos a padres a partir de la adolescencia. Intentamos excluir en este análisis la violencia machista en la pareja aunque a veces acompaña la filio-parental. En ese caso, obviamente el abordaje sería otro.

De cualquier manera la VIOLENCIA tanto física como verbal se convierte en moneda de cambio y en un modo de comunicación fallido en muchas familias. Intentemos entenderlo en el siguiente artículo y dar algunas pistas a padres, educadores y clínicos para abordarlo.

En este artículo no abordaremos las consecuencias legales y penales que este problema puede tener para lo cual conviene informarse en las instituciones adecuadas (policía, servicios sociales, etc).

De cualquier manera, se advierte a los clínicos y educadores que la violencia en la familia es un tema acompañado de mucha vergüenza, de muchos sentimientos encontrados y de una intención profunda de que no se sepa fuera de casa por lo cual es habitual que no se recurra a las instituciones y que el tema se esconda hasta que se solicita ayuda psicológica en cuyo caso tampoco se suele confesar desde el principio de las sesiones. Por eso nos conviene estar preparados para detectarlo.

Algunas teorías explicativas

 Según Cirillo, en, familias en las que existe la violencia, se concibe el maltrato como un “intento de resolver conflictos familiares que seguramente se agudiza en puntos del ciclo familiar de mayor tensión como al inicio de la convivencia, ante el nacimiento del primer hijo o cuando los hijos entran en la adolescencia e intentan aumentar su grado de autonomía. Según el autor, detrás de cada acto violento hay un sentimiento de frustración que el terapeuta tiene que lograr encontrar.

Es probable que la violencia sea transgeneracional presente en familias muy rígidas en las que no se educa en la autonomía y en la propia responsabilidad sino en que el control y la motivación siempre vengan de fuera. Se puede sumar el abuso de sustancias, habitualmente alcohol.

La violencia empieza por una frustración para resolver un conflicto y se acaba instrumentalizando para lograr poder.

Fases de la violencia Filio-Parental

  1. Conflicto de pareja agudo, explícito y oscilante.
  2. Inclinación de los hijos hacia uno de ellos, el que adopta el rol de víctima pasiva. Comienzan las dificultades con el rol dominante.
  3. Se genera una hostilidad activa hacia el dominante.
  4. Instrumentalizan la respuesta del niño. Los padres luchan entre ellos a través del hijo: el padre aliado se muestra más permisivo y el padre confrontado más autoritario.
  5. Hay un momento en el que el hijo descubre el juego de los padres y se confronta con los dos.

En el próximo blog,  ¿qué hacer, cómo intervenir? y violencia entre hermanos.

 

Edurne García Corres

 


 

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1 Comentario

  1. Alicia Liñán

    Muy Interesante y clarificadora entrada, Edurne. Es necesario nombrar, de forma explícita la violencia en cualquier ámbito y desbloquear los mecanismos defensivos que entorpecen las vías de resolución. Todo ello, con mucho amor y cuidado hacia las personas que lo sufren.

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