Cómo ser más resiliente desde la actitud optimista

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El optimismo es una de las variables fundamentales que contribuyen a la resiliencia, algo de lo que hablamos en un blog anterior. En la actualidad, nos encontramos ante una situación mundial que está teniendo enormes repercusiones en la salud mental, condicionando nuestra forma de entender y de enfrentarnos a los problemas, la rutina y la vida en general. Esto está generando a nivel generalizado en la población un alto nivel de desesperanza. Sin embargo, parte de poder recobrar cierta esperanza está en nuestras manos, ya que el optimismo es algo que se puede entrenar y aprender.

¿Cómo podemos ser más optimistas? Ante un evento adverso que se nos presente en un momento concreto de nuestra vida, nuestro cerebro se preguntará: “¿por qué ha ocurrido esto?” y generará distintas respuestas explicativas, para así, poder darle un sentido. Tomando como marco de referencia el modelo de los estilos explicativos ofrecido por Seligman (1998), se establece que cada uno/a de nosotros/as poseemos una forma reflexiva habitual que nos permite ofrecer explicaciones ante los eventos negativos que nos van ocurriendo, y en función de ello, actuaremos y nos sentiremos de una manera u otra. Los estilos explicativos que existen son los siguientes:

  • La atribución de factores internos vs factores externos a un problema:

aquellas personas que suelen atribuir al problema factores internos se entienden a sí mismas como causantes del problema mientras que, aquellas personas que tienden a atribuir factores externos a los problemas tienen más probabilidades de pensar que la causa del problema está fuera.

  • La atribución de factores estables vs factores inestables a un problema:

esto consiste en ser consciente de que las causas de los problemas son inestables; se han puesto en marcha en un momento determinado, pero igual que han iniciado, también remitirán. Los optimistas adoptarán una visión del problema como algo temporal e inestable, no como algo que será permanente.

  • La atribución de causalidades globales vs causalidades específicas a los problemas:

quienes piensan que un problema puede afectar a otras áreas de su vida están atribuyendo causalidades globales, mientras que aquellos/as que entienden que la causalidad de un problema fue específica no pensarán que ese problema pueda tener consecuencias negativas importantes en otras facetas de su vida.

Conforme a esta teoría, podemos afirmar que una persona optimista tenderá a explicar los eventos adversos como externos (“no ha sido únicamente mi culpa”), inestables (“puedo hacer algo al respecto”) y específicos (“este problema o situación no va a afectar negativamente a todos los aspectos de mi vida”), mientras que una persona pesimista mostrará una tendencia a asignar factores internos, estables y globales a los sucesos negativos.

¿Qué hacen las personas optimistas de manera diferente? Desde la psicología cognitiva, se establece que nuestros pensamientos influyen en lo que sentimos y lo que hacemos. A nivel cognitivo, las personas optimistas tienen más facilidad a la hora de identificar un problema, lo interpretan como una oportunidad de cambio y no como una amenaza. Esto los lleva a centrar sus esfuerzos en identificar qué pueden controlar de la situación, siendo más capaces de aceptar cuáles son las variables del problema que no pueden controlar.

En el plano conductual, también están dotadas de más estrategias que pueden ayudarles a generar un cambio, mientras que aquellos más pesimistas suelen adoptar actitudes de tipo evitativo y se rinden más fácilmente. Concretamente, estas primeras buscan activamente información y también son más probables de ofrecer su ayuda a otros.

Finalmente, en lo emocional, suelen experimentar más emociones positivas a la par de ser capaces de usar el humor como forma habitual de hacer frente a un problema, por lo que son capaces de reírse ante una situación estresante o desfavorable.

Algunos trucos que pueden venir bien para manejar la frustración y afrontar la situación del COVID con más esperanza y optimismo son los siguientes:

En primer lugar, se aconseja ejercitar la reevaluación positiva de tal forma que no nos centremos únicamente en los aspectos negativos.  Consiste en atender a las variables positivas de esta realidad en la que nos encontramos; por ejemplo, identificándola como una oportunidad para crecer y reestructurar lo que habían sido nuestras prioridades hasta el momento.

En segundo lugar, el uso del humor también nos puede ayudar a afrontar la situación de una forma más llevadera, dado que nos permite aportar un toque irónico y chistoso, lo cual puede suponer una vía alternativa a la expresión y sensación constante de cansancio.

Finalmente, nos parece importante recalcar que no se debe perder de vista que la actitud optimista no consiste en la negación del problema que se nos presenta, lo cual nos llevaría a la evitación del mismo. El optimismo saludable plantea que, el primer paso para poder afrontar el problema consiste en identificarlo y reconocerlo como tal. Por otro lado, tampoco debemos caer en una actitud demasiado autoexigente, mediante la cual nos impongamos la necesidad de sacar siempre el lado positivo a los problemas. Es necesario  permitirnos conectar con cómo nos sentimos y poder expresarlo, ya que si no serán piedras con las que carguemos y que nos impedirán aprender y avanzar.

REFERENCIAS

Gantiva, C. A., Viveros, A. L., Dávila, A. M., y Salgado, J. (2010). Estrategias de afrontamiento en personas con ansiedad. Psychologia: avances de la disciplina, 4(1), 63-70.

Reivich, K. (2020) Resilience Skills in a Time of Uncertainty [Mooc]. University of Pensilvannsylvania. https://www.coursera.org/learn/resilience-uncertainty/home/welcome

Houston, E. ¿Qué son los estilos atribucional y explicativo en psicología? Positive Psychology.com Recuperado de https://positivepsychology.com/explanatory-styles-optimism/

 

 

 

Sara Álvarez Hierro

 

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