A la hora de hablar de trastornos de la conducta alimentaria (TCA), se hace necesario aportar una mirada de género que ayude a comprenderlos en toda su complejidad. Aunque cada vez hay más hombres afectados también por este tipo de trastornos, la prevalencia de los TCA en mujeres es significativamente más elevada, habiendo 9 mujeres por cada hombre (López, Nielsen y Mato, 2019). Además, dos factores especialmente relacionados con los TCA como son la distorsión y la insatisfacción corporal también se encuentran con una mayor frecuencia en mujeres (Maganto y Cruz, 2020), y esto no es casual.
Pero… ¿por qué es más común en mujeres? Desde pequeñas, las mujeres vamos aprendiendo la importancia que tiene nuestra imagen corporal para la sociedad, la cual establece una conexión entre el aspecto físico y la valía personal, a través del mensaje “soy valiosa si mi cuerpo es…”. De esta manera, las mujeres interiorizamos que ser inteligentes y competentes, exitosas e interesantes, en definitiva, válidas y suficientes, va asociado a tener un cuerpo determinado. Esta importancia de la aprobación externa se convierte así en uno de los factores de riesgo para desarrollar un TCA.
Añadido a lo anterior, cuando los cánones de belleza a alcanzar son tan poco ajustados a la realidad de la mayor parte de la sociedad, el perfeccionismo y la autoexigencia juegan un papel esencial en el intento de llegar a ese lugar inalcanzable. Y ahí está la trampa: “mujer, debes tratar de cumplir unos requisitos físicos tan irreales que vivirás continuamente insatisfecha con el cuerpo que habitas”. Desde ese lugar de insatisfacción, se ofrecerán múltiples soluciones para “arreglarte a ti misma”: dietas, productos cosméticos, operaciones estéticas… Es decir, como medio para acercarse al canon de belleza irreal y, por tanto, inalcanzable, se recurre a la realización de dietas restrictivas y una cantidad excesiva de ejercicio físico, al consumo de productos cosméticos dirigidos a ocultar y eliminar características físicas normales como puedan ser las arrugas o la celulitis, y en casos más graves, a llevar a cabo otros comportamientos compensatorios como puedan ser el vómito.
En palabras de Maganto y Cruz (2000), “la influencia que está ejerciendo esta cultura de la delgadez sobre la mujer es superior que la que ejerce sobre el hombre” (p.47). En definitiva, parece innegable el impacto que tiene la cultura popular en la mayor prevalencia de este tipo de trastornos en las mujeres, y en particular, en la etapa adolescente, ya compleja en sí misma por la búsqueda de identidad y por todos los cambios físicos que conlleva.
¿Cómo prevenirlo?
Teniendo en cuenta la elevada prevalencia en la etapa adolescente, se hace necesario la prevención en contextos escolares. Uno de los aspectos a destacar en la Guía de Prevención de Trastornos de Conducta Alimentaria (2012) es precisamente la importancia de enseñar a las personas jóvenes a ser conscientes de los mensajes constantes que reciben acerca del modelo estético impuesto por la sociedad y cultura occidental, para que puedan aprender a cuestionarlos. En definitiva, de la mano de la concienciación social, la propuesta es enseñar a las personas, en particular a las mujeres jóvenes, a desarrollar las habilidades necesarias para amortiguar el impacto del ideal estético en su salud física y mental.
Asimismo, también es importante que existan recursos especializados en el tratamiento de TCA, que tengan en cuenta la mirada de género para poder realizar un buen abordaje, entendiendo todos los factores que influyen en el desarrollo de este tipo de patologías.
En Vínculo nos esforzamos cada día por tener esto presente en nuestro abordaje de los TCA. Estamos para lo que necesites.
Referencias
Gómez, J., Gaite, L., Gómez, E., Carral, L., Herrero, S. y Vázquez-Barquero, J. (2012). Guía de Prevención de los Trastornos de la Conducta Alimentaria y el Sobrepeso.
Maganto, C., & Cruz, S. (2000). La imagen corporal y los trastornos alimenticios: una cuestión de género. Cuadernos de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente, 30, 45-48.
López, P., Nielsen, V., & Mato, R. (2019). Alteraciones de la conducta alimentaria en adolescentes: ¿Una patología solo de mujeres?. Medicina Infantil, 26(1).
María Meizoso Montesinos.
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