Según lo observado en los últimos años, es necesario estudiar la relación entre la práctica deportiva y los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), puesto que resultados de distintos estudios han mostrado que ciertos deportistas tienen más riesgo de desarrollar un TCA. Además, la prevalencia del trastorno, es decir, el número de personas que lo padecen, es mayor en el mundo del deporte y, sobre todo, en deportes en los cuales existe una exaltación de la delgadez, como pueden ser la danza, el baile, la gimnasia rítmica o el atletismo de fondo. En estos deportes se promueve un tipo de cuerpo que puede suponer un factor de riesgo para personas susceptibles de desarrollar un TCA.

Existe una diferenciación entre la delgadez por apariencia, en la cual el/la deportista se plantea perder peso con el objetivo de alcanzar el ideal de cuerpo proyectado por modelos de alta delgadez en ese deporte (como puede ser el ballet) y la delgadez por rendimiento, en la cual el/la deportista inicia la pérdida de peso con la idea de que le ayudará a mejorar su rendimiento en dicho deporte.

Hay deportes, como los mencionados anteriormente (danza, gimnasia, fondo), que pueden atraer a personas con rasgos de personalidad más perfeccionistas u obsesivos y su práctica continuada puede convertirse en un factor que predisponga la aparición del trastorno. No solo eso, sino que la actividad física puede convertirse en una conducta de compensación que emplea la persona con un TCA para o bien perder peso o bien no ganarlo, convirtiéndose así la actividad física en síntoma.

Los adolescentes son la principal población de riesgo a la hora de desarrollar un TCA, cuya edad de inicio se sitúa entre los 12 y 21 años. Sin embargo, los adolescentes deportistas están expuestos además a los factores de riesgo propios del deporte que practican. En este aspecto, los factores más estudiados son los propios de los deportes estéticos. El término deporte estético se refiere a los deportes que, además de la carga física que presentan y las habilidades motoras necesarias, cuentan con una demanda artística y estética elevada. Es decir, aquellos deportes que le dan una gran importancia al aspecto físico. Estos factores podrían resumirse en:

• Ejercicio físico de alta intensidad.
• Alta competitividad.
• Modelos de delgadez.
• Exposición del cuerpo.
• Presión de entrenadores sobre el cuerpo y la comida, promoviendo la pérdida de peso.

Para fomentar una práctica deportiva saludable y prevenir la aparición de problemas de salud, en este caso TCA, exponemos algunas recomendaciones para los entrenadores de equipos de este tipo de deportes:

• Destacar la importancia de los riesgos del bajo peso y su impacto sobre la salud y el rendimiento.
• Detección de la sintomatología propia del trastorno y comunicación al entorno (familiares, pareja, amigos…).
• Promoción de unos hábitos de alimentación sana.
• No realizar pesajes de forma pública.
• Erradicar comentarios o burlas sobre la apariencia física.
• Establecer programas de entrenamiento saludables y con metas realistas.
• Favorecer la autoimagen (imagen sobre uno/a mismo/a) y autoestima positivas.

Es por esto que se recomienda la presencia de un/a psicólogo/a deportivo/a que ayude a los atletas a alcanzar el mayor rendimiento posible cuidando también su salud mental. Realizar ejercicio físico es fundamental para estar saludable física y psicológicamente, por ello es muy importante practicar un deporte que proteja tanto nuestra salud física como mental. Como bien se dice, mens sana in corpore sano (mente sana en un cuerpo sano).

Y tú, ¿cómo vives el deporte? ¿Alguna vez has sentido cierta presión sobre tu aspecto físico a la hora de practicar un deporte? Comparte tus experiencias con nosotras y no dudes en ponerte en contacto si así lo necesitas, en Vínculo estaremos encantadas de ayudarte.

MARÍA AGUADO LÓPEZ

psicóloga en Prácticas de Master

Bibliografía

Toto Trallero, J. (2014). Trastornos de la conducta alimentaria en deportistas. En G. Morandé Lavín, M. Graell Berna, & M. Blanco Fernández , Trastornos de la Conducta Alimentaria y Obesidad. Un enfoque integral. Madrid: Editorial Médica Panamericana.